Encerrada en el estudio tejerme la carne en lana, el cuarto inundado, siluetas de voces, susurran a un gato.
Niño triste con la lengua de fuera le regaño, le platico y le pregunto ¿por qué la cara?
Quizá esté perdiendo la cabeza Quizá sea yo la de los ojos tristes.
Hinchadas de tanto tejer, las manos perdida entre los hilos, mi duda, mi furia
un doble enemigo creador desprendiéndose de aquel cuerpo encorvado
cuerpo sin respeto implora descanso, falla, arrastrándose.
Envuelveme antés de romperme
Agachada sobre las telas la lluvia alívia mi calvario calma mi incertidumbre y el miedo a mi oficio.
Pauso la música y escucho, mi respiración con el agua y mi dramática poesía
Presa de una esquizofrenia imaginaria y sencilla, guardado entre ambos. lo mas feliz de mi arte.